En nuestro México existen ciudadanos con deseos de participar activamente para cambiar al país, hay cosas que se pueden mejorar y que requieren que los ciudadanos libres hagamos que suceda.
La protesta en la calle es un medio común para que los servidores públicos sepan de nuestra inconformidad, pero a menudo se va disolviendo por el agotamiento de la gente o la falta de compromiso o de lealtad de los líderes.
Asímismo, su efecto es momentáneo y no siempre queda manifiesto el alcance o la medida de la misma, y en ocasiones no es claro hacia quién o quiénes está dirigida.
Por ello es que debemos de aprovechar la tecnología y las leyes relativas para llevar nuestra voz a otro nivel.
Me refiero a que cada uno de los mexicanos puede tener una
identidad digital para opinar o elegir de manera fehaciente en temas de interés general. Por ejemplo en iniciativas de Ley o consultas populares.
Esta identidad digital es reconocida por el Estado mexicano con la Ley de Firma Electrónica Avanzada, al contribuyente se la proporciona el SAT con la e.Firma y la poseen actualmente 14.7 millones de mexicanos y 1.7 millones de empresas.
La CDMX por su parte aprobó en el 2019 la Ley de Ciudadanía Digital, la cual dará identidad digital a sus habitantes.
Y a nivel nacional se extenderá más su uso con la Ley General de Identidad y Ciudadanía Digital, aprobada por los diputados en diciembre del 2020 y ahora en manos del Senado.
En páginas conocidas de internet se puede opinar, participar en peticiones o votaciones, pero no podemos descartar la manipulación de opiniones o la alteración de votos o resultados; más aún, la unicidad de los votantes no está garantizada.
Hay empresas de encuestas que nos han mentido para favorecer a sus candidatos o patrocinadores. Suelen manipular los números para afectar nuestra percepción o criterio, pero ahora tenemos las herramientas para tener resultados reales, para encontrar la verdad que ellos quieren ocultar.
Necesitamos pues, un
sistema de votación confiable y que sea auditable por universidades o entidades autónomas.
Para ello se ha creado la plataforma Voto Real, que
aparte de permitir una votación electrónica tradicional, es decir, sin identificación;
permite el voto digital a personas o empresas reales, por medio de su eFirma (FIEL) o su Certificado de Sello Digital (CSD).
Como a las personas físicas, es importante incluir a las empresas en este ejercicio, ya que también pagan impuestos y les afecta las decisiones políticas o económicas de nuestros gobernantes.
De tal suerte que ellos sepan qué es lo que opina una muestra representativa de personas o empresas reales, a la cual no deberían de ignorar si están en favor de la democracia.
Así, los alcaldes, gobernadores, diputados, senadores y todo servidor o personaje público que afecte los intereses de la ciudadanía, escucharán nuestra voz, una voz fidedigna que quedará manifiesta y persistirá.
Dicho esto, convoco a todos los ciudadanos mexicanos a que participen en esta plataforma y la difundan para fortalecer la democracia de nuestro país.
Atte. Ariel Medina
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